Buggiba. 27 Julio 2014

Buggiba Beach
Hoy hemos llegado a Malta, destino de nuestras vacaciones este año.
Hemos pasado gran parte de la noche y la mañana viajando, y aunque llegamos algo cansados, la ilusión puede con todo.  Lo primero que hacemos a nuestra llegada al aeropuerto es recoger nuestro Peugeot 107 que hemos alquilado. Algo muy importante a tener en cuenta cuando alquiléis en Malta un coche. Al recogerlo te cobran un deposito entero, y no tienes que devolverlo lleno. Es una faena, porque te lo cobran más caro que si lo llenases tú en una gasolinera, pero es una costumbre establecida por todas las agencias de viaje. Y algo más, e importante. El seguro. A nosotros nos ofrecieron dos opciones; una fianza de 1500 euros y en función del estado del coche cuando lo dejas te la devuelven íntegra o parte, o un seguro diario de 9 euros. Nosotros tras recorrer Malta durante 12 días, sin duda, no nos arrepentimos de haber elegido el seguro. Porque tal y como conducen y aparcan, no habríamos  recuperado toda la fianza. Nos dejaron el coche marcado por delante, por detrás y por los lados. Lo que aún no nos explicamos es como acabamos con los dos retrovisores intactos. 

Tras cargar nuestras mochilas en el utilitario, nos vamos en busca de nuestro hostal en Buggiba. Nos ha costado un poco dar con él, pero al final hemos llegado. El hostal es justito, pero esperamos que sea suficiente, no necesitamos lujos, pero unos mínimos sí, y este hostal parece que los mínimos serán muy mínimos. Pero teniendo en cuenta el precio, nos lo teníamos que imaginar.

Iglesia de la Hoguera
Nuestra primera impresión de Malta dista mucho de una idílica isla del mediterráneo. Está todo en construcción, carreteras, ciudades, casas...da la sensación de estar en Marruecos o Jordania. Y el calor...madre mía que calor.

Tras dejar nuestras mochilas en el hostal, lo primero que hemos hecho es buscar un lugar para comer. La playa, nos ha parecido un buen lugar para liarnos nuestro sándwich de jamón serrano que nos hemos traído de España. La playa de Buggiba no es una playa al uso. No tiene arena, ni siquiera es de piedras. Toda la bahía son rocas, donde la gente se sienta a tomar el sol. Para acceder al mar, en distintos sitios han colocado unas escaleras. No parece demasiado cómodo para tumbarse.

La tarde, la hemos dedicado a pasear por la ciudad que hará de centro de operaciones, Buggiba, situada en la bahía de St. Paul. Lo cierto es que no hay demasiadas cosas que ver en Buggiba, salvo la torre Wignacourt, y la iglesia de la hoguera. Pero por la tarde noche se convierte en un lugar turístico bastante animado, donde poder tomar una cervecita en una terraza frente al mar, o cenar en diferentes restaurantes no excesivamente caros. Y la verdad es que tiene un paseo marítimo bastante agradable. Creo que puede ser un buen lugar para terminar los días.

Torre Wignacourt
Lo primero que hemos visitado ha sido la iglesia de la hoguera, del siglo XVII. Está situada enfrente del mar, siguiendo el paseo marítimo hacía el sur.  Se supone, que hasta aquí llego el Sant Paul nadando tras naufragar su barco. Se llama así, porque durante la fiesta del naufragio, se enciende una hoguera frente a la iglesia.

Continuamos nuestro recorrido por la ciudad hasta la torre de Wignacourt. Esta fue la primera torre de defensa construida por el maestre Wignacourt, en 1600.

Durante nuestro paseo por la bahía, se me ha ocurrido bajar a comprobar la temperatura del mar. Y no he tenido mejor idea que acercarme a la orilla por una de las rampas que utilizan para introducir las embarcaciones al mar. Casi tenemos un disgusto. Me he patinado, y no podía parar, era como llevar unos esquís en las zapatillas..me he metido hasta más arriba de los tobillos. Afortunadamente no me he caído, porque llevaba la cámara de fotos colgando. Bueno, ya he probado el agua. Y de paso, he lavado los calcetines y las zapatillas. Que Cristo !!

Como ya se nos está haciendo la hora de cenar, y nos puedo estar paseando con las zapatillas empapadas, además tenemos algo de hambre, ya que hoy hemos desayunado poco en barajas y hemos comido poco, así que sobre las 21 horas nos sentamos en una terraza en el paseo marítimo.
Por 19 euros hemos disfrutado de una pizza bastante buena y grande y una ensalada maltesa (alcaparras, lechuga, pepino, remolacha, atún, aceitunas negras, tomate, salami, cebolla y queso) enorme con sus dos buenas pintas de Cisk, una cerveza lager local. Con el calor que está haciendo, creo que esta cerveza nos acompañará durante nuestras vacaciones maltesas.

Hoy ha sido un día largo, así que tras dar un pequeño paseo por la bahía, ponemos rumbo al hostal, mañana queremos levantarnos pronto para seguir recorriendo la isla.

Rabat. 30 Julio 2014

Rabat
Aunque ayer ya tomamos contacto con el país, hoy damos por iniciadas nuestras vacaciones en Malta. No hemos madrugado demasiado, creemos que llevando un ritmo tranquilo, pero sin pérdidas de tiempo, tendremos ocasión de ver toda la isla y disfrutar de sus playas. Nos hemos puesto en marcha a las 8 de la mañana, y lo primero del día ha sido desayunar en un bar cercano al hostal, para a continuación poner rumbo a Rabat. En malta las distancias no son grandes, y aunque en el mapa de carreteras, te indique que cruzas prácticamente el país de norte a sur, el viaje solamente nos ha llevado 20 minutos.

Rabat, es una ciudad atractiva y fotogénica de estrechas calles y balcones de madera pintados de diferentes colores. Ha sido interesante llegar a primera hora del día. No solamente por quitarnos horas de calor, sino porque apenas encuentras turistas por la calle.

Nuestra señora de la gruta
La primera visita ha sido a Nuestra señora de la gruta, la Iglesia de San Domingo. Esta construida en la gruta donde la Virgen se le apareció a un cazador en 1400. En la actualidad es además un convento de frailes dominicos.

Dando un agradable paseo hacía el norte del pueblo, no lejos de la iglesia que acabamos de visitar, se encuentran las catacumbas de St. Paul´s, nuestro siguiente destino. Realmente se trata del Museo Wignacourt donde además de las catacumbas visitas el susodicho museo, la gruta de St. Paul y los refugios antiaéreos de la Segunda Guerra mundial. La entrada para todo el complejo nos ha costado 5 euros, más 1 euro el audioguía.

Catacumbas
Las catacumbas se St. Paul, se llaman así por su proximidad a la iglesia de St. Paul, tiene lógica ¿no? y datan del siglo III a.C y durante 500 años fue lugar de enterramientos, aunque durante la Edad Media fue utilizado como almacén de productos agrícolas. Durante el recorrido, los angostos pasillos de las catacumbas se confunden con los pasillos de los refugios antiaéreos que se usaron en la Segunda Guerra Mundial, convirtiéndose en un pequeño laberinto de túneles. De hecho, las propias catacumbas fueron parte de estos refugios. Se trata de un lugar húmedo y oscuro cargado de historia. A nosotros nos ha parecido fascinante la visita.

Desde las catacumbas accedemos a la gruta donde se dice que San Pablo oró durante su estancia en Malta, y desde aquí por unas escaleras subimos hasta la iglesia de St. Paul, construida en 1675, en estilo barroco. Ambos lugares merecen una visita.

A continuación pasamos a visitar el Museo Wignacourt. Desde nuestro punto de vista carece de interés artístico, aunque seguramente el interés histórico es enorme, no en vano, este lugar fue visitado por el Papa Juan Pablo II.

Tras pasar prácticamente la mañana entera en nuestra visita al Museo, nos tomamos un pequeño descanso y aprovechamos para comer un pequeño sándwich, en la plaza más importante de Rabat, nos damos un paseo por las calles de la ciudad. Nuestra intención era visitar Domus Romana, pero la villa romana estaba cerrada por obras. Justo enfrente de Domus Romana están las catacumbas de santa Ágata. Mientras estábamos en la puerta decidiendo si entrabamos o no, una simpática y cariñosa avispa, ha querido darnos la bienvenida a Rabat dejándome su aguijón clavado en mi dedo...dios como me ha dolido!!! al menos este incidente nos ha ayudado a decidir si entrábamos o no a las catacumbas. NO!!! vámonos de aquí. Así que cogemos de nuevo el coche, y ponemos rumbo a los acantilados de Dinglí.

Acantilados Dingli
Estos acantilados se dice que son espectaculares, por sus 220 m de altura. La verdad es que son llamativos y bonitos, pero no creo que lleguen a ser espectaculares. Quizás, no nos parezcan espectaculares por tener muy reciente la visita a Moher, pero es cierto que se agradece pasear por Dingli, ya que la brisa, hace más soportable el calor. Y las vistas acompañan bastante. Hay un pequeño sendero que recorre los acantilados, y que nosotros hemos recorrido, bueno una pequeña parte de ellos. Aquí está la pequeña capilla de Santa María Magdalena, y no muy lejos de ella está Ta Zuta, el punto más alto de Malta con 253m. Muy lejos del Everest..

Después de pasar un rato agradable paseando por los acantilados hemos ido a ver el Palazzo Verdala. Hemos estado un buen rato dando vueltas con el coche buscándolo. No había forma de encontrarlo. Finalmente damos con él. Al llegar, vemos que la verja estaba abierta, así que ni cortos ni perezosos y sin ningún tipo de impedimentos entramos con nuestro coche hasta el parking del palacio, prácticamente en la propia entrada. Nos sorprende no ver gente, más allá de los obreros que estaban preparando unas sillas y una carpa, pero tampoco le damos mucha importancia al tema. Viendo que el palacio no es visitable decidimos marcharnos. Al llegar a Buggiba y buscar información sobre el palacio, nos hemos dado cuenta que nos hemos colado en la casa de verano del presidente de Malta. Madre mía !! ¿pero qué seguridad hay aquí, que dos turistas se cuelan en la casa del presidente y nadie les dice nada?

Atardecer Buggiba
Tras pasar un momento por el hostal para ducharnos, otra vez con agua fría. No se que pasa con el agua caliente en este sitio, pero se nos está empezando a calentar la cabeza con el tema, nos vamos en busca de un lugar para cenar. Un pequeño pub de estilo inglés nos parece un buen lugar para comernos un fish and chips acompañado de guisantes. Por supuesto lo acompañaremos de una cerveza local, en este caso es una John Smith, una pale ale que te ofrecen como una cerveza local, pero que en realidad es inglesa, pero está bastante rica.

Al igual que ayer, el pueblo se ha llenado de gente por la noche. Así que después de cenar, damos un paseo por Buggiba, aprovechando que se ha levantado un poco de brisa y se puede respirar, porque menudo calor hemos pasado durante todo el día.