Ubicada en medio del Mediterráneo
y entre el sur de Europa, norte de África y el Medio Oriental, Malta ocupa una
envidiable posición estratégica que , lamentablemente, se ha visto sujeta a continuas guerras y luchas entre los grandes imperios a lo largo de los siglos.
Malta cuenta con una de las
civilizaciones más antiguas en la región del mediterráneo, con ruinas que datan
de la época del Neolítico. La antigua Malta fue un centro de comercio marítimo
y tuvo una influencia importante en los países vecinos, tanto los países del
continente como las otras naciones isleñas.
No es de extrañar que los imperios
más militantes de la época considerasen a Malta como un premio, por lo que las
islas fueron conquistadas por los Fenicios, Cartagineses y los Griegos antes de
que los Romanos se hicieran cargo y reinara un relativo largo periodo de
estabilidad. Durante este período, San Pablo visitó las islas y convertido a
muchos a la nueva religión del cristianismo.
Después de la época Romana, que
dejó un legado arquitectónico duradero, Malta fue ocupada por los bizantinos
desde el siglo IV hasta el siglo IX. Los árabes tuvieron su continuación, a su
vez, y dejaron su huella en la lengua Maltesa, que combina influencias del
Latín y del Árabe. Los Normandos tomaron el control de las islas a manos de los
Árabes en 1091 y con ello las islas pasaron a permanecer bajo el imperio Cristiano
y se estableció la nobleza local.
Uno de los acontecimientos más
importantes en la larga historia de Malta se produjo en 1530, cuando España dio
la administración de las islas a la Orden de los Caballeros de San Juan, qe se
habían visto obligados a retirarse de la cercana isla de Rodas después de los
ataques Turcos otomanos. Los turcos sitiaron a Malta en 1565, y fueron
rechazados por los Caballeros en una de las más impresionantes batallas
defensivas en la historia. Los Caballeros construyeron numerosas fortificaciones
en torno a las islas, la mayoría de los cuales todavía se mantienen intactas.
Los Británicos tomaron el control de Malta en 1800 tras un
breve control de Francia, cuando Napoleón derrocó a los Caballeros como los
gobernantes de las islas. Durante la Segunda Guerra Mundial, las potencias del
eje de Alemania e Italia, trataron de capturar Malta, sin embargo y una vez
más, la isla resultó ser todo un reto para los asediantes más decididos gracias
en parte a las antiguas fortificaciones construidas por los Caballeros que
demostraron ser una vez más la clave para la defensa con unas gruesas paredes
de piedra pesada que resistieron a los bombardeos enemigos.
Tras la guerra, Malta luchó por la independencia de Gran
Bretaña que le fue concedida en 1964. No obstante, Malta siguió siendo un
miembro de la Commonwealth y se unió a la Unión Europea en 2004.