Ayer nos dimos cuenta que no hace
falta madrugar en exceso para que tengamos tiempo suficiente para visitar Malta
en los 14 días que vamos a estar en la isla, así que hoy nuevamente nos
levantamos a las 8 de la mañana. Sin madrugón ni camada.
Nuestro desayuno hoy ha sido
salado, en la misma orilla del mar. Dos cappuccino, unas tostada francesa, y
unos tostadas con huevos revueltos con un poco de ensalada, todo ello para
compartir entre los dos, ha sido nuestra primera comida del día.
Mientras desayunábamos hemos
decidido ir directamente a la capital del país, la Valletta, que como ellos dicen es una ciudad creada por caballeros para caballeros. La Valletta es sin
duda uno de los puntos que tiene que ser visitado, ya que no tiene precio
pasear en medio de las calles y edificios barrocos de esta amurallada ciudad. Aunque
no es una ciudad con mucha vida nocturna, la tranquilidad que se respira a
partir de las 6 de la tarde donde puedes pasear prácticamente solo, es parte de
su encanto.
Nuestra primera visita a sido a
la concatedral de San Juan. Una cosa que tenéis que tener en cuenta al visitar
este monumento es que deberéis pagar en metálico. No admiten tarjetas. Sí a mi también
me parece algo tercermundista, pero que se le va hacer, se pagan los 6 euros de la entrada en efectivo y ya. Esta era antiguamente
la iglesia de los caballeros de la orden de San Juan y fue diseñada por
Gerolamo Cassar en 1578. Esta iglesia es un lugar que sin duda tiene que ser
visitado, ya que su decoración barroca, los mármoles del suelo y su colección
de pinturas de Caravaggio hacen de este lugar una maravilla. También es
el lugar de descanso eterno del fundador de La Valetta, el Gran Maestre Jean
Parisot de la Vallette, cuya tumba está en la cripta. La catedral se trata de un silencioso santuario, lugar de
contemplación, ajeno a las bulliciosas calles del exterior.
Concatedral San Juan |
La iglesia debe su rica herencia
a que durante más de 200 años fue la iglesia conventual de la Orden Militar del
Hospital de San Juan de Jerusalén. Los grandes Maestres y caballeros donaban
obsequios de gran valor artístico a y hacían espléndidas contribuciones para
enriquecerla.
La fachada simpe, flanqueada por
dos enormes campanarios, es austera y posee el carácter de una fortaleza reflejando
el talante sobrio de la Orden después del Gran Sitio de la ciudad. El interior,
que consiste en una amplia nave con bóveda cilíndrica interior y dos naves
divididas en capillas laterales era igual de simple en su origen. Las capillas
laterales fueron diseñadas en las ocho lenguas de la orden. Una de las capillas
más importante, obra del Gran Maestre Cotoner el a Capilla de Aragón, donde se
puede ver una pintura de San Fermín y otra de San Francisco Javier.
Prácticamente se nos ha ido la
mañana en la visita a la concatedral. Así que antes de seguir con nuestra
visita a la capital, decidimos comer algo. Enseguida damos con un restaurante
donde pedimos unos tagliatelli al pesto y unos spaghetti con setas, gambas y
tomate seco. Pensareis que era un italiano, pero no. La comida maltesa comparte
multitud de platos con la italiana. Y en la dieta maltesa no puede faltar la
pasta. Nos han sacado dos platos que no eran enormes, eran eternos !!! no se
acababan nunca. Cuanto más comías más había en el plato. No ha habido forma de
acabar ninguno de los dos platos. Y estaban riquísimos.
El resto de la tarde la hemos
dedicado a pasear por las empinadas callejuelas de la capital, y visitando
lugares como el palacio del Gran Maestre, que solamente hemos visto desde el
exterior.
La Valletta |
Por supuesto, para no faltar a
nuestra tradición cervecera, esto magníficos platos han estado acompañados de
dos pintas de Hopleaf, una cerveza pale ale bastante rica y elaborada en Malta.
Pero no os vayáis a pensar que solo bebemos cerveza, todas las mañanas nos
tomamos un cappuccino !!!
La Vallett |
La fortificación de St. James´Cavalier que
actualmente es un centro artístico a nuestro juicio de escaso valor, situada
justamente enfrente del parlamento.
Los jardines Upper Barrakka que
tienen unas imponentes vistas sobre las tres ciudades. Es un lugar fantástico
para un pequeño descanso alejado del bullicio de la ciudad. La Saluting Battery, una terraza situada justamente debajo de los jardines, donde sus
cañones en tiempos lejanos disparaban salvas a los navíos visitantes, en la
actualidad, se disparan todos los días a las 12 de la mañana.
Saluting Battery |
El fuerte St. Elmo, que actualmente
está cerrado. Aunque qué significa eso para nosotros, después de habernos
colado en el palacio presidencial...pues eso, ni cortos ni perezosos, hemos
aprovechado que una puerta estaba abierta para colarnos dentro. Tras un buen
rato paseando por su interior sin que nadie nos dijese nada, hemos leído en la
guía que este fuerte en la actualidad es la academia de policía. Vaya lío, ya
verás como salimos en todos los videos de seguridad del país !!!
Merece mucho la pena llegar hasta
el museo nacional de la guerra, aunque como nosotros no se visite, pero las
vistas desde sus bastiones de St. Gregory, Ball o abercrmbie son de las mejores
de la capital junto a las de los jardines Upper Barrakka.
Sin darnos cuenta ya se nos ha
echado encima la tarde, debemos de ser los únicos turista que quedan en La
Valletta. Pero antes de irnos hacia el hostal, hacemos una pequeña parada en Msida
para dar un pequeño paseo alrededor de su animado puerto.
Después de pasar un agradable
rato en Msida nos vamos hacía Buggiba. Tras más de 20 minutos buscando un sitio
para aparcar, por fin nos hacemos con un preciado hueco donde meter nuestro
coche. Menos mal que necesitamos un hueco pequeño. Hoy para cenar, elegimos un
pequeño garito donde nos tomamos dos pastizzi, una especie de empanadilla, de
pollo y otra de carne que nos las comemos mientras paseamos por Buggiba.
Aunque hoy hemos tenido un día
intenso y estamos un poco cansados, sacamos algo de tiempo para sentarnos en
una terraza para tomarnos un tequila sunrise y una piña colada, por los que nos
han clavado 9.40 euracos. Han sido caros pero estaban buenos, y ha sido un buen
rato con el que poner fin a un gran día.