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Marxaxlokk |
Iniciamos nuestro penúltimo día
en Malta visitando Marsaxlokk. Este pueblo es recomendable visitarlo en Domingo
por su famosos mercado, pero el Domingo pasado cuando estuvimos aquí, no
puedimos verlo ya que era el día mayor de sus fiestas y casualmente ese día no
lo ponían. Así que aquí estamos, para verlo.
Realmente no se trata de un
mercado de pescado. Sino que es un gran mercadillo donde se vende prácticamente
de todo, ropa, fruta, verdura, enseres de cocina, pero donde abundan los
puestos de venta de pescado. Encuentras todo tipo de peces, desde Doradas, Lubinas, sardinas, hasta especies
algo más raras como pequeños tiburones o diferentes pescado de roca o incluso
Morenas.
El mercado como tal no es que nos
haya llamado demasiado la atención, ni siquiera estamos seguros que merezca en
exceso venir hasta aquí solamente para verlo, pero sí que es cierto que está
muy animado y hasta aquí vienen muchísimos turistas.

Después de pasar algo más de
media mañana en Marsaxlokk, nos ponemos rumbo a La Valleta. El primer día que
estuvimos nos gustó mucho, tanto el ambiente como la ciudad, así que vamos a
ver sí nos dejamos algo de ver, y a pasear por sus calles sin rumbo, solamente
a donde nos lleven nuestros pies.
Ha coincidió que hemos llegado
poco antes de las 12 horas que es cuando se disparan los cañones de la saluting battery. Al igual que nos ocurrió con el mercado de pescado, en nuestra primera
visita a la capital, no pudimos verlo, así que hoy vamos pronto para coger
sitio en primera fila a la plataforma ceremonial más antigua de la Valleta.
Desde aquí se pueden sacar unas grandísimas fotos del Gran puerto y de las Tres
Ciudades.
Ciertamente ha sido curioso, ver
todo el trajín ceremonial y como disparaban los dos cañones. Bueno a decir
verdad, solamente uno. Porque el primero ha fallado y no se ha disparado.
Después de ver el saludo, hemos
decidido comernos el melón, ahora que todavía está fresquito. Ni cortos ni
perezosos, hemos sacado el melón y la navaja, y sentados en las escaleras de
una iglesia, nos hemos comido a la fresca, dos kilos de melón. No sé si más
adelante nos sentará mal tanto melón, pero que bien entraba.
El resto del mediodía lo hemos
pasado dando vueltas por la capital, sin ningún rumbo. Con nuestro paseo nos
vamos poco a poco despidiéndonos de Malta. Se nota, que son las últimas horas
aquí, porque el cansancio empieza a aparecer cada día un poco antes.
Así que para descansar, decidimos
que lo mejor es ir a Sliema y buscar un lugar donde bañarnos y relajarnos un
poco. Sliema se ha convertido en la ciudad que más hemos visitado. A nuestro
entender da bastantes posibilidades ya que tienes buenos lugares de baño más o
menos cómodos, dispones de bastante comercio e incluso buenos restaurantes.
Lo que queda de tarde la hemos
pasado aquí, en la playa. Y es aquí donde hemos vivido la anécdota más
angustiosa del viaje, ya que en un momento en el que el mar se ha puesto un
poco ajetreado hemos tenido que sacar del agua a un matrimonio mayor. Ella, más
o menos ha salido sola, pero el pobre hombre no conseguía salir del agua y ha
habido un momento tenso. Tanto que he tenido que disfrazarme de Vigilante de la
playa y saltar al agua a por el hombre. Aprovecho estas líneas para darles las
gracias a todos esos cachitas de clenbuterol y cocaína por la rapidez con la
que no han ayudado. Al final hemos tenido que ser nosotros dos, los más
esmirriados de la playa los que nos la hemos tenido que jugar. En fin.
Con esta aventura pondremos fin a
nuestro día de playa en Sliema.
Ya por la noche, decidimos ir a
cenar al mismo restaurante que en las dos ocasiones anteriores, es un buen
sitio y nos ha gustado. Así que ¿para qué cambiar?
Tras la cena, nos damos un paseo
por el paseo marítimo, hace una noche magnífica. Hemos ido con tranquilidad
hasta St Julian que comienza a prepararse para otra noche loca.